Estamos en los días próximos a San Valentín
en donde habrá en nuestro alrededor una
explotación del color rojo, campañas publicitarias en todos los medios de
comunicación con la temática del 14 de Febrero, pero sobre todo: chocolates,
pasteles, piedras preciosas y hasta quesos en “forma de corazón”.
El ícono de un corazón es ampliamente
reconocido en todo el mundo, en todos los países y lo relacionamos siempre con
el amor. Es tan popular que simplemente lo aceptamos, hasta que llega el
momento en que vemos una fotografía de un corazón real (o de un mismo corazón
real) entonces nos damos cuenta de las grandes diferencias que existen entre
ambos.
¿Entonces cómo o por qué se
conceptualizo de otra forma?
Comencemos analizando los
demás íconos que nos rodean. Como todo aquello que será reproducido de manera
masiva, es necesario que sea lo más simple posible, ¿acaso nuestra casa tiene
forma de una cabaña? Generalmente no, pero aun así cada que vemos el ícono
“Home” en nuestro navegador sabemos a
qué se refiere.
Entre las posibles
relaciones semánticas que pudieron dar origen a la forma del corazón y su
significado a como lo conocemos se encuentran:
- En uno de los cortejos más vistosos, donde una pareja de cisnes entrelaza sus arqueados cuellos asimilándose como un “beso” dibujando la silueta de un corazón; posiblemente el autor haya basado en este hecho su creación.
- Otra teoría ocurrente pero posible es que fue el contorno de los glúteos de una mujer lo que inspiro la propagación de esta forma, idea no tan descabellada debido a que lo sexual está ligado con el amor.
Después de dar un repaso sobre esta debatible figura por su origen, es un hecho que es la máxima expresión de un sentimiento representado en una sencilla forma y que ha sido adoptado por varios medios masivos para su difusión y comercialización. Ahora cuando salgas a la calle visualizarás la figura del corazón en todas partes.
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